La serié "Nadie me oyó" evoca imagenes de un tiempo que podría estar perdido en el pasado.
Regidos por una tonalidad oscura sumado a los brillos del dorado estos trabajos articulan la solemnidad y la religiosidad de los espacios sagrados con una sutil violencia. Por medio de operaciones como el esgrafiado y el raspado con objetos punzantes, se logra vislumbrar lo que se
oculta detras de la materia negra.
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