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Topología del recuerdo - work in progress

Título de la obra: Topología del recuerdo
Técnica: Madera, objetos suspendidos, hilo, iluminación dirigida
Dimensiones: 150 x 150 x 150 cm
Año: 2025

Descripción conceptual:
Topología del recuerdo es un objeto escultórico que aborda la memoria como una estructura fragmentaria, espacial y no lineal. La obra está compuesta por un entramado ortogonal de madera, suspendido sobre una base blanca, donde distintos objetos cuelgan como residuos simbólicos de experiencias, vínculos o historias interrumpidas.

Cada objeto habita su propio vacío, invitando al espectador a construir una narrativa intuitiva y personal donde no se ofrecen certezas. La obra se construye desde la evocación. 

La iluminación proyecta las sombras de la estructura sobre el suelo, duplicando la obra en un plano fantasmático. Este doble actúa como eco visual de lo ausente: lo que alguna vez estuvo y ya no está, pero aún proyecta su forma.

Topología del recuerdo es una arquitectura emocional que interroga cómo habitamos aquello que hemos perdido. Como si se tratara de una red de pensamientos sostenida en equilibrio, la estructura se presenta como un archivo vulnerable, incompleto y simbólico,  donde lo personal se funde con la memoria de una comunidad.

¿Cómo se organiza el caos de la memoria? ¿Y qué papel tienen los silencios, las ausencias, los huecos? 








El Último Latido de un Pájaro - Galería Wunsch - 2025



                    





El último latido de un pájaro
Javier Sandoval Velasquez, Abril 2025
Leonardo Cavalcante raspa el vidrio con la precisión de quien intenta abrir una fisura en la
transparencia de un potencial mundo. Sus pinturas emergen de un proceso de sustracción, donde la
luz queda atrapada en la huella del gesto, en la fricción del metal contra el color opaco. Lo que se
revela no es solo imagen, sino atmósfera: un umbral donde la sombra y el resplandor configuran un
espacio intermedio, como si cada figura flotara en la tenue frontera entre la aparición y la desaparición.
Cada pintura nace del roce entre la cuchilla y el vidrio, entre el cristal y las uñas. La materia se reduce,
se desgasta, hasta revelar una escena mínima que conserva, sin embargo, una potente densidad
atmosférica. Su estética es la del intersticio: allí donde la imagen no se muestra del todo, donde la
opacidad sugiere más que lo que nombra. No se trata de pintar, sino de sustraer. De permitir que la
imagen emerja desde el espesor de la sombra como una aparición frágil, un resplandor errático,
resplandor de deseo, de figura encarnada.
En esta seria de obras, el cuerpo deja de ser una figura sólida y central para volverse un campo de
visibilidad fluctuante, atrapado y liberado por los juegos de luz y sombra. Pintar sobre vidrio es aquí
una práctica experimental y psíquica. La imagen queda atrapada entre la negrura y la transparencia,
pero también pide salir, abrirse paso entre las capas oscuras. Hay una tensión latente entre la
necesidad de introspección y el deseo de revelación. ¿Qué sucede dentro del cuerpo? ¿Qué voces lo
habitan?
Las figuras que irrumpen en estas pinturas evocan un bestiario de entidades que relacionan lo
humano con lo animal. En ellas resuena la narrativa creada por Cavalcante sobre una sociedad
antigua y cierto culto obsesionado con cautivar la esencia de las aves. Hay algo ritual en esta forma de
percibir el mundo: la imagen es interpretada, desvelada y, simultáneamente, encubierta por su propia
fragilidad. Estas imágenes que emergen —un jinete solitario, un hombre sumergido, aves que escoltan
un cuerpo en trance— no narran una historia cerrada, sino que evocan un mundo posible. Son restos,
fragmentos de un ritual silente. Sus contornos parecen desvanecerse en el momento frágil y fugaz
donde la tenue luz entra y se pierde.
En el centro de la sala se despliega una estructura etérea que nos remite a un altar. Un dispositivo
empírico con sutiles objetos y símbolos que nos sugieren un diálogo interespecie. Un rito implícito que
nos invita a cambiar la mirada, a dejar que el espacio se vuelva oquedad, que las imágenes resistan y
conserven su misterio, pequeñas pausas donde puede resonar el acontecimiento, más allá de toda
posible inscripción definitiva. La luz negra que envuelve la sala propone sutiles acentos sobre las
obras, en breves instantes de penumbra, los colores fluorescentes laten con un brillo inorgánico, como
filamentos de luz que transforman el espacio en un umbral de visibilidad fluctuante y evanescente.
“El último latido de una pájaro” presenta una dinámica etérea en donde la imagen no es un objeto fijo,
sino un destello efímero que solo existe en la relación entre luz y sombra. En las pinturas de
Cavalcante, el cuerpo y el pájaro son figuras fugaces que surgen y desparecen en un relato de reflejos
y ausencias. Un latido que no se extingue, sino que se transforma. Un vuelo detenido en el tiempo,
suspendido entre la aparición y la pérdida. Es también el pulso de la imagen, un pulso que persiste en
la retina mucho después de que la luz se haya extinguido.































NADIE ME OYÓ - La tomada - 2024

 

La serié "Nadie me oyó" evoca imagenes de un tiempo que podría estar perdido en el pasado.  
Regidos por una tonalidad oscura sumado a los brillos del dorado estos trabajos articulan la solemnidad y la religiosidad de los espacios sagrados con una sutil violencia. Por medio de operaciones como el esgrafiado y el raspado con objetos punzantes, se logra vislumbrar lo que se oculta detras de la materia negra.  

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PROFANADOR DEL TIEMPO - Jolie - 2024

 



Profanador del tiempo

En el año 2018 me sometí a unas sesiones de hipnosis de las cuales surgieron muchas imágenes y que dieron inicio a una investigación acerca del inconsciente. Profanador del Tiempo es un conjunto de trabajos que conforman un universo en donde aparecen objetos extraños, conviviendo con personajes que realizan acciones que no terminan nunca de comprenderse del todo. Los habitantes de este mundo tienen diversas características en su cuerpo y en su vestimenta que aparentemente absorbieron de la cultura y del entorno al que pertenecen. Como un clamujafe. Sus acciones suelen ser lentas, como si estuvieran construyendo otro universo al cual por momentos podemos acceder y del cual podríamos aprender infinitas cosas

 

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Leonardo Cavalcante

Leonardo Cavalcante