En un ambiente en semipenumbra
que sugiere una nocturnidad de historieta o de cine de terror estas maquetas recrean escenas alucinadas, pequeños personajes anónimos que aparecen
congelados en situaciones y paisajes inquietantes. A diferencia del cine u otra forma de narración, la
maqueta iluminada con movimientos o sonidos cíclicos que no terminan de generar
una acción, crea una tensión que provoca que el espectador incorpore su propia historia,
ya que al final la imagen/acción siempre está sin resolver.